Definitivamente, eso de irme cada fin de semana a las playas del sur de Lima me dejó sin tiempo para ordenar muchos asuntos pendientes. Al final del día, o mejor dicho, empezando uno nuevo, acabo con lo más importante y no deseo otra cosa más que echarme en la cama y poner un poco de buena música......la necesito.
Siguiendo con la onda del Lolapalooza Fest, empiezo a dejarme llevar por la voz de Devendra Banhart, imaginando el día, cercano ya, en que estaré disfrutando de sus canciones en vivo y en directo. De pronto, dejo de estar ensimismada cuando suena el aviso de un nuevo mensaje en mi teléfono celular; una amiga me dice que la luna está asombrosamente hermosa. Con un poco de flojera me asomo por la ventana y veo que efectivamente, lo que estaba viendo era algo increíble y q no había ápice de exageración en ello.
Con la imagen de la luna y las estrellas en una noche de cielo despejado, regreso a mi cama y busco la canción de Devendra que da título a este post, perteneciente al álbum Cripple Crow (2005). Precisa para lo que acababa de ver, precisa para saber que nuestra vida tiene un infinito soundtrack.
Siguiendo con la onda del Lolapalooza Fest, empiezo a dejarme llevar por la voz de Devendra Banhart, imaginando el día, cercano ya, en que estaré disfrutando de sus canciones en vivo y en directo. De pronto, dejo de estar ensimismada cuando suena el aviso de un nuevo mensaje en mi teléfono celular; una amiga me dice que la luna está asombrosamente hermosa. Con un poco de flojera me asomo por la ventana y veo que efectivamente, lo que estaba viendo era algo increíble y q no había ápice de exageración en ello.
Con la imagen de la luna y las estrellas en una noche de cielo despejado, regreso a mi cama y busco la canción de Devendra que da título a este post, perteneciente al álbum Cripple Crow (2005). Precisa para lo que acababa de ver, precisa para saber que nuestra vida tiene un infinito soundtrack.
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